Camino de Guanajuato
43 años sin el rey
El 23 de noviembre de 1973 murió en la Ciudad de México José Alfredo Jiménez. Desde entonces nos quedamos sin uno de los mayores talentos que dio nuestro país, autor de canciones como "El Rey", "La media vuelta", "Si nos dejan", "Ella", "Un mundo raro" "Que te vaya bonito" y "En el último trago", entre otras.
A lo largo de su trayectoria consiguió plasmar los vaivenes que tiene la vida, usando un estilo muy peculiar que nadie podrá igualar nunca. Cantó sobre el amor, la angustia, el orgullo, el cariño, la alegría, el coraje, la borrachera y otra tanta serie de vivencias elementales para cada mexicano.
Fue uno de los grandes de la verdadera música ranchera, esa que se apoya en el mariachi y es conocida en todo el mundo como distintiva de este país. El mismo género que hoy se ha quedado sin ídolos, luego de la muerte de Juan Gabriel y el retiro de Vicente Fernández.
Tal vez, en el actualidad haya muchas personas que no simpaticen con esta clase de melodías y sus gustos son respetables. Pero ésta música, que viene desde el alma, es inevitable a pesar de su antigüedad, porque está presente en las fiestas cuando los tequilas surten efectos. Y forman parte de una herencia inmaterial que las generaciones anteriores nos dejaron, integrando nuestra cultura popular.
Comienza siempre llorando y así llorando se acaba
Hace más de sesenta años (en la década de los 50's), uno de los compositores mexicanos más
prolíficos que han existido escribió una canción popular titulada como "Camino
de Guanajuato", que ha trascendido a través de los años como una especie de
himno que describe gran parte de la actitud del mexicano ante la vida.
Como es conocido, José Alfredo Jiménez nació en la
localidad de Dolores Hidalgo, Guanajuato, el 19 de enero de 1926 [1]. Dicho pueblo
también es conocido por ser la Cuna de la Independencia Nacional, ya que fue en
esta localidad donde el Cura Miguel Hidalgo llamó al pueblo a tomar
las armas, el 16 de septiembre de 1810.
Parece un hecho curioso, que en ese lugar donde comenzó
la historia de la república Mexicana, apareció uno de los mayores canta-autores
del país, más de un siglo después. Un hombre que supo describir los
sentimientos inmortales, de los hombres y mujeres de siempre, engendrados a lo
largo y ancho de este suelo.
Entre callejones y montañas
Una de las principales inspiraciones de José Alfredo, fue su estado natal. Guanajuato puede recibir una infinidad de calificativos agradables, casi todos nombrando su belleza, la estética de sus paisajes, tanto rurales como urbanos, el atractivo de sus construcciones y su esencia histórica plasmada en las montañas.
Cada año, cuando llegan los meses de octubre y noviembre se pone un poco de moda hablar de este lugar, gracias al Festival Internacional Cervantino y al Festival Internacional del Globo de León.
Enclavado en la parte central del país, y sin contar con una playa, constituye un destino turístico por excelencia. Sus edificios y plazas coloniales, al igual que los callejones escondidos son lugares dignos de conocerse. Las subidas y bajadas empedradas, las casas levantadas en las pendientes de los cerros, que intentan ganarle terreno a la gravedad.
Extranjeros y nacionales se impresionan con esto, con la antigüedad rodeando a las personas en todos los ángulos, como una ventana a una época distinta, en un mundo diferente, donde las personas aman construir túneles y desniveles para trasladarse en ellos. Algo así como una colonia de hormigas, hecha con piedra y cemento, con un conjunto de joyas preciosas esparcidas en el suelo.
Es fácil comprender el amor de José Alfredo por su tierra, dedicándole una de sus canciones más representativas, donde mencionó la Feria de León, El Cerro del Cubilete con la escultura de Cristo en la cima, Salamanca y Dolores Hidalgo, al que llamó como "su pueblo adorado".
A cuarenta y tres años de su partida, lo seguimos recordando con gran admiración, entonando sus canciones, como acompañantes de nuestras desventuras y momentos más variados, que van desde la algarabía hasta el llanto. También, es un referente obligado a la hora de hablar de lugares encantados como Guanajuato, El Bajío y en general, todo México. Ya que su obra es tan extensa e importante, que logró trascender al resto del país.
¡Qué te vaya bonito, José Alfredo!
A cuarenta y tres años de su partida, lo seguimos recordando con gran admiración, entonando sus canciones, como acompañantes de nuestras desventuras y momentos más variados, que van desde la algarabía hasta el llanto. También, es un referente obligado a la hora de hablar de lugares encantados como Guanajuato, El Bajío y en general, todo México. Ya que su obra es tan extensa e importante, que logró trascender al resto del país.
¡Qué te vaya bonito, José Alfredo!
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