De la romería y otras celebraciones
Aguascalientes, Ags.
Al igual que todos los meses de agosto, las calles del centro de la ciudad se preparan para los festejos de la Virgen de la Asunción, cuyo principal atractivo es un desfile nocturno, llamado "Romería", que tiene lugar el día quince.
Se trata de una tradición, profundamente local, que le da sabor y colorido a estos días de verano, cuando los calores son abundantes y las lluvias aparecen repentinamente.
Sin embargo existen voces en contra; los eternos inconformes, los partidarios del automóvil, algunos grupos y periódicos de izquierda. Se quejan del tráfico ocasionado por este suceso anual, de la basura en el centro de la ciudad y algunos otros, de que se realicen actos religiosos en las calles. Cada quien tendrá sus propias razones.
El día de hoy, a diferencia de otros ayeres, las personas son libres de elegir su religión, decidir si creer o no. Aunque el tema todavía resulta controversial en algunas familias y en una sociedad conservadora como la nuestra; tenemos libertad y debemos aprender a ejercerla, a pesar de los comentarios en contra.
La romería es un punto de encuentro para muchas personas. Viajeros de diferentes lugares acuden para estar presentes, ya sea de los municipios de la propia diócesis o de enclaves más distantes. Las procesiones y desfiles que se realizan en ella son manifestación de nuestra cultura, memoria viva de los anhelos de nuestros antepasados y muchos contemporáneos.
Sin importar la doble moral que en ocasiones se vive, los crímenes y pasiones; la gente sigue teniendo fe, en los momentos de dificultad se pone a rezar, invoca a todos los santos y espera a que llegue algo mejor. Acuden a los templos, desde el más modesto hasta la catedral, para pedir por sus necesidades y fijar por unos breves momentos su mirada en el altar.
Cuando pasa el carro de la virgen, al final de la procesión, las personas se persignan mientras aquella escultura de siglos de antigüedad domina los aires, representando un suspiro por encima de lo humano; la esperanza de que una mujer pudo ser madre de Dios y después madre del pueblo.
La romería es tan hidrocálida, tan aguascalentense como la Feria de San Marcos, el Cerro del Muerto o la propia Catedral. Aquí se fundo la Villa de Nuestra Señora de la Asunción de las Aguas Calientes, en el año 1575. Fue hace más de cuatro siglos, cuando un puñado de conquistadores y de mestizos decidió otorgarle el patronazgo de estas tierras.
Como ya lo mencioné en líneas anteriores, hoy en día es permitido creer o no creer. Algo que me parece rescatable de este suceso, tanto para católicos como no-católicos, es que se trata de una tradición, profundamente arraigada en los corazones de esta gente. Es una festividad popular, como la noche del grito, el desfile de la independencia o el día de muertos, por citar algunas.
Si desdeñamos estas celebraciones, bajo el argumento de que son vestigios de una sociedad conservadora, de un pasado religioso, entonces nos quedamos sin tradiciones. Vale la pena perder las calles del centro por una noche, cuando los comercios se encuentran cerrados. En lo que se refiere al tráfico vial y a la generación de basura; éstos son males causados por nosotros mismos, que enfrentamos todos los días y no sólo el quince de agosto. Claramente, necesitamos refexionar sobre estos problemas.
Finalmente, termino diciendo que no puedo considerarme como un hombre "de la vela perpetua" debido a diversas circunstancias. Pero me queda algo de fe y pasión por la encantadora ciudad que ha visto todos mis años de vida, hasta este momento.
¡Viva Aguascalientes!
La Virgen de la Asunción durante la celebración de la Romería
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