Explicándole el Día de muertos a un extranjero
Una de las ventajas de la tecnología es que nos ha acercado de manera inigualable a personas que tenemos lejos de nosotros, viven en otro país y tienen una cultura diferente.
En este marco de ideas, hace unos cuantos días tuve una conversación interesante cuando fui interrogado por la celebración de "Halloween" en México. Aquella pregunta me pareció tan extraña, tan fuera de mi mundo. "No hay halloween mexicano", fue lo primero que contesté, "se llama Día de Muertos" continué.
Aunque ambas celebraciones se confunden en el calendario y comparten temas comunes, se trata de dos maneras muy diferentes de ver la muerte y los temas paranormales que están fuera del alcance de la ciencia.
En México tiene ese sabor casero y familiar, que recuerda al amor por los seres queridos que trascendieron. Se basa en la creencia de que existe una vida después de la muerte, en la idea cultural de que existe un alma inmortal que no se extingue. Fueron las tradiciones indígenas, precolombinas, en conjunto con la conversión al cristianismo, las que crearon esta celebración que se distingue por sus peculiares rituales en algunos lugares del país.
Tuve que explicarle la calidez del recuerdo, de las velas encendidas iluminando el retorno de los ancestros, de los altares de muerto con sus flores de cempasúchil que guían el camino desde el más allá. Los objetos personales dispuestos en cada escalón de dicho altar, la comida para llamarlos, el pan especial para compartir con ellos, la sal para darle sabor a la vida, las calaveras de dulce y las cruces que simbolizan la muerte.
Le dije que acostumbramos reunirnos en los cementerios y velar por ellos, llevar flores a manera de ofrenda y encender más luces. Que en todos los rincones del país se cuentan leyendas, historias de muertos, de sustos y espantos. De personas que vieron fantasmas, algunas maldiciones, hechizos y de los conocidos rosarios y misas.
Retomé la importancia de la comida, los platos típicos, el mole, los tamales el pozole, las enchiladas, los tacos y todo aquello que comemos durante estos días para disfrutar la compañía de nuestros seres queridos y recordar a quienes ya partieron. Le conté de las fiestas y la presencia inconfundible del tequila en las diferentes reuniones y salidas sociales que se han convertido en parte de nuestra celebración.
Pero lo más importante, fue decirle que se trata de una tradición que nos une como pueblo. Una oportunidad de convivir para las familias, salir con los amigos y mantener en la memoria la imagen viva de lo que ya no están.
Pipe Bonilla
2 de noviembre de 2018
Imagen:
http://tusamigosenmexico.tumblr.com/post/65714062810/ofren
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