Crónica de un aficionado
Domingo 26 otra vez, ¿cuántos
años han pasado desde aquella polémica final?
Desde aquel entonces las tardes
de los sábados quincenales han tenido un sabor diferente. A veces a victoria y
alegría, en ocasiones a incertidumbre e insatisfacción, a derrota y tristeza;
en resumen ha habido de todo, menos otra final de liga, pues no ha existido, ni una sola oportunidad de
volver a quedar campeón o subcampeón.
Pero te elegí; a pesar de los
resultados, de las desilusiones, de las esperanzas invertidas. Era sólo un niño
cuando decidí seguirte, un infante más; inocente, bien intencionado y feliz.
Fue en los candores de la primera edad, cuando amaba ver caricaturas y jugar
durante los recreos, que te escogí por encima de todos los demás equipos.
Recuerdo que me impresionaste a
través de la televisión, que de alguna manera rara me enamoré de ti, cuando ni
si quiera comprendía lo que era el amor, cuando sólo recibía amor de mi madre y
familia, fue que te quise, por primera vez.
Fue quizás un acto de rebeldía, en
un país de extremos dividido entre el América y las Chivas, entre Televisa y Tv
Azteca, entre dos partidos políticos, al menos en la presidencia. Allí donde
los balones se patean, encontré una opción diferente a los dos de siempre.
Han pasado los años; el tiempo
no perdona a nadie su andar, tampoco a los aficionados. He crecido, he
madurado, he sufrido, he aprendido tantas cosas, al lado de ti. No puedo
olvidar la grandeza que tuviste, que vi tantas veces en las crónicas de antaño
y que todo mundo me platica. Vivo esperando que se repitan los años setenta y
me gustaría estar aquí cuando eso ocurra, porque soy joven y tengo la certeza
de que te vas a levantar.
En eso parecen un poco el
misticismo y el fútbol; tanto la religión como la afición son cuestiones de fe.
Tener esperanza en algo que no depende de uno, algo totalmente inamovible, inalterable
que sin embargo se asimila como propio. ¿Acaso
puede un simple mortal cambiar la voluntad de Dios? ¿Puede un simple hincha
mover los resultados de un partido?
La vida continúa una vez más,
yo seguiré creciendo y los torneos se seguirán jugando. Me doy cuenta de que el
aficionado celeste acepta su carga con una gran paciencia, sin ser presuntuoso
ni altanero como otros. Tampoco somos pechos fríos ni villa-melones que sólo
alientan en momentos de gloria. Cada
semestre que pasa decimos; “este será el bueno”, independientemente de que se
vuelvan realidad nuestros anhelos o no.
Esa es nuestra cábala,
aprendemos a vivir así, con un suspiro de ilusión permanente, con una ironía
total en la boca, los ojos puestos en el futuro y los buenos recuerdos en el
pasado…
Fotografías:
Archivo personal,
La primera proveniente de noviembre de 2014
La segunda proveniente de mayo de 2013.
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