#FuerzaMéxico

Fotografía: David  Muñiz, instagram @edavidm
https://www.instagram.com/edavidm/

Ciento veinte millones de corazones palpitando, distribuidos en el cuerno de la abundancia, en la tierra desconocida que alguna vez fue conocida como el “nuevo mundo”, una cultura de siglos, perseguida por la tragedia, que brilla en medio de la oscuridad.

México es esa fluorescencia inesperada que baña las playas de los lugares exóticos, un relámpago luminoso en medio de la lluvia. Nuestro país tiene que pasar por los momentos más difíciles para demostrar su esencia, su fortaleza, su verdadera cara.

Nuestro mestizaje, nuestro encuentro del sur con el norte, del oriente y occidente; rebotando en ecos sonoros, “Del pacífico al golfo, del bravo hasta el Suchiate, como un tremendo bosque de dientes y fusiles”, en palabras del poeta Efraín Huerta.

El mes pasado, este país fue sacudido por dos fuertes temblores. El primero de ellos, indomable y devastador, destruyó gran parte de Oaxaca, Chiapas y Guerrero. El segundo, como una réplica del ochenta y cinco, interrumpió el bullicio de nuestra ciudad más grande, que aún con sus exquisiteces, es la capital de todos nosotros.

De pronto, el caos, el desastre, los derrumbes y los seres humanos atrapados, en medio del concreto, encerrados en las entrañas de las piedras, los ladrillos y escombros.

Los demás Estados observaron. Oaxaca y Chiapas seguían destruidas, mientras Puebla y Morelos se unían a la lista. Hasta el más lejano de los rincones con acceso a la televisión, el radio o la internet, se estremeció de temor cuando se enteró de la magnitud de aquel desastre.

Jamás podremos imaginar la angustia y desesperación de quienes quedaron en los edificios, quienes perdieron a un familiar durante horas o días, ni la tristeza de quien jamás recuperó a sus seres queridos. Toda vida es valiosa, desde los niños hasta las personas de mayor edad. Hasta el momento de la redacción han muerto cien personas a raíz del primer sismo y trescientos sesenta a causa del segundo.

Y después…

Los centros de acopio en el interior, llenos de víveres. Las calles de la capital en las noticias, inundadas de gente, de manos laboriosas, de ciudadanos levantando la nación ladrillo tras ladrillo, con las cubetas en los hombros y las palas en el suelo. No cabe duda de que estamos hechos para enfrentar grandes desastres, por la sencilla razón de que somos fuertes.

Levántate México, deja la tierra y sacúdete el polvo. Eres grande y valiente, no le temes a los peores cataclismos, no te asusta el dolor ni te das por vencido. Que nadie te diga que tienes el gobierno que mereces, que eres flojo y lleno de defectos. Porque detrás de todas esas situaciones que vivimos día con día sobreviven tu alma, anhelos y solidaridad.

Sigue brillando en medio de la oscuridad, sigue coronando tus plazas con la bandera tricolor y gracias por darnos nuevas esperanzas.  

Pipe Bonilla.


Imágenes:

David  Muñiz, Ciudad de México, 2017
Cuenta de instagram @edavidm 
https://www.instagram.com/edavidm/

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